martes, 4 de diciembre de 2012

¿ Sabés quién fue Francisco Gatti ?



El profesor Francisco Gatti fue un prestigioso tiflopedagogo  emprendedor, nacido en Nápoles el 4 de octubre de 1865,  fundador de  la primera Escuela pública para Ciegos de la República Argentina.



Transcurría el año 1873 y una epidemia de viruela dejó al joven estudiante Francisco, de  tan solo 8 años,  con la  pérdida de su visión. Esto no fue impedimento para que sus padres siguieran acompañando su formación educativa, obteniendo una vacante en el Instituto del Príncipe Caravaggio. Por ser un alumno destacado, sus profesores sugieren su concurrencia a la Escuela Normal de Nápoles obteniendo en dicha institución certificados para ejercer la docencia.  Al mismo tiempo realiza estudios de piano, armonía y composición en el mejor  Conservatorio de dicha ciudad. Gracias a sus conocimientos y formación, lleno de sueños e incertidumbres, deja su patria a los 26 años para emprender un viaje  hacia América del Sur... 



Queremos compartir su significante historia de vida, con todos los que por alguna forma están o ayudan a dignificar la vida cultural y social  de aquellas personas que presentan una  forma de ver diferente la realidad visible.
Texto del material completo producido por la COMISION PRO HOMENAJE al Prof. FRANCISCO GATTI.
 Audio del material completo
COMISION PRO HOMENAJE
Al Prof. FRANCISCO GATTI
CORDOBA 4298 Buenos Aires

FRANCISCO GATTI

PROPULSOR DE LA ENSEÑANZA DE LOS CIEGOS
EN LA REPUBLICA ARGENTINA
Prof. FRANCISCO GATTI

P R E F A C I O
    La comisión pro homenaje constituída por amigos, colaboradores y alumnos del Profesor Don Francisco Gatti, respondiendo a un deber de estricta Justicia y a un elevado sentimiento de gratitud, tributa el niás sincero homenaje a la memoria de tan Ilustre tiflopedagogo, contando con la adhesión de las instituciones tiflófilas del país y con la simpatía de todos aquellos que, directa o indirectamente, bregan por la utilización y 1a dígnificación social de los ciegos argentinos.

    Al extinguirse la vida del fundador de la primera Escuela para no videntes, vida de constante labor y de fervientes anhelos por la cultura y el desenvolvimiento económico de los mismos, queda un saldo favorable de sus treinta años de enseñanza en nuestra República, el que puede observarse fácilmente por los resultados obtenidos por muchos de los egresados de esa Escuela, los que animados por un espírítu emprendedor y con la noción exacta de una digna personalidad, han logrado abrirse camino en la lucha por la exístencía, con la altura y la responsabilidad de todo honesto ciudadano.

    Este es el rasgo principal de la obra constructiva del Profesor Gatti que hace medio siglo iniciara en esta Capital, poniendo en su realización, no sólo sus conocimientos y sus experiencias, sino todo su afán, su entusiasmo, su dedicación y más aún, toda su generosa vocación por el bien de sus semejantes.

    La biogralía que sigue a esta página, señala claramente los distintos aspectos de esa obra, las dificultades que hubo de vencer para encauzarla y mantenerla, así como las alternativas de su desenvolvimiento y toda la trascendencia y humanidad que ella encierra.

FRANCISCO GATTI RESEÑA BIOGRAFICA (1865-1941)

FRANQUEAR la intimidad de una existencia, develar actitudes y postulados, ahondando desapasionadamente en el acervo de acontecimientos, vicisitudes y realizaciones que informan su razón de vida, no suele ser labor de contemporáneos, ni consulta, por otra parte, los propósitos de esta Comisión de Homenaje, cuya finalidad es tan sólo, honrar una memoria cara y difundir en la opinión pública la personalidad y la obra magnífica llevada a término en nuestra patria, por el profesor no vidente D. Francisco Gatti.

    Sin embargo, quien hbya valorado a Gatt! en la totalidad expresional de su alma, encallada al designio inquebrantable de rehabilitación integral de sus hermanos de infortunio, padece tentación de afirmar que la paradoja encierra una suma'de verdades erguidas ante las estricciones de la razón humana, plasmando su realidad indestructible.
 “Tocaba el piano, más para sugerir en el ambiente la necesidad de crear a quí, en Buenos Aires, una escuela pública de ciegos, solía decir el maestro, que por mis éxitos personales. Tocaba con el alma en la de mis autores predilectos, mientras mi voluntad, horadaba obstinadamente en el sentir de mis oyentes”.

    Estas sencillas palabras, bastarían para definir su dualidad temperamental, mitad espiritualismo y amor de belleza, mitad energía indomefiable y siempre activa.

    “Dar en cada hora lo mejor de sí mismo, decía... No importa si este don implica una parte de felicidad o, de alegría. . . “
 

    El 25 de marzo de 1941, se extinguía en un barrio, suburbano de nuestra metrópoli, la vida del directot propietario de la primera escuela pública para ciegos bri la Argentina. Había nacido en Nápoles,el 4 de octubre de 1865, cuando el otoño insinuaba sumelcincolfa, en aquella naturaleza privilegiada. Poco sabemos de su primera Infancia, y de su iniciación escolar como vidente; pero, a Juzgar por los rasgos caligráficos de su escritura común y p  or sus recuerdos de tan lejanos días, debió ser un niño precoz.
    Hacia el 1873, una epidemia de viruela, que al parecer se había convertido en el jinete del Apocalipsis, .en'el Mediodía italiano, hiere al pequeño en la más noble de sus facultades, priván.dole para siempre de la vista. Y con ella, de la vía esencial del conocimiento, en edad temprana y del vehículo más precioso entre'su, alma y el mundo circundante.
    Su existencia, será a partir de entonces, de más en más, recatada y trascendental, por la natural subversión de'apreciaciones que implica tan sensible pérdida. Y paulatinamente se orientará hacia nuevas maneras de actividad física y mental.
    Por fortuna, sus padres comprenden a tiempo la mayor necesidad que el niño tiene ahora, de proseguir su educación integral, y ante la imposibilidad de proporcionársela en el hogar, al año siguiente, cuándo aún no contaba los nueve de su edad, solicitan y obtienen una plaza en el Instituto del Príncipe Caravaggio, en su ciudad natal. Bien pronto, la fina penetración del nuevo educando y su alta disciplincr escolar, le señalari entre sus profesores y condiscípulos. Pasaluego a la Escuela Normal de Nápoles, donde obtiene certificados para la docencia, realizando paralejamente, brillantes estudios de piano, armon,ia y com. posición en el mejor Conservatorio de dicha ciudad, bajo la dirección de Giuseppe Martuscelli, segurcimente emparentado con el director del instituto, profesor D. Domingo Martuscelli, a quien muchos años más tarde Gatti, dedica fervorosamente uno de sus “Vals de Concierto”.
    Ignoramos por completo, las contingencias y obstáculos de toda índole que hubo de sortear a lo largo de esa ruta promisora; ningunci queja, ningún reproche parece haber salido de su pluma; pero, en la actitud de serena lucha que caracterizó toda la gestión de su proficua existencia, se advierte cuanto debió estimularle esa potencia viril, que todo ciego bien dotado, aprende a amar desde la infancia, a fin de aparecer normal, en un medio tan divergente de sus condiciones físicas.
    Acaso data de aquella época de ensueño y esperanzas, su deseo de aportar cr los no videntes de América, los tesoros de su cultura europea y las determinaciones de su espíritu infatigable hasta sus últimos días.
    Corría el año 1886, cuando una nueva epidemia de viruelor, sentaba sus reales en nuestra patria, dejando como en todas partes, la aricha huella de su paso. En la “Casa de Expósitos” se asila buen número de niños, que perdieron la vista, a consecuencia del terrible flagelo. Entonces, “La Sociedad de Beneficencia de la Capital”, bajo cuyo patrocinio funcionaba, y funciona actualmente tan benéfica entidad, pensó llevar un cordial alivio para sus almitas, iniciándolos en una educación adecuada a sus posibilidades. Las gestiones comienzan inmediatamente. Al efecto, doña Ana del Campillo de Perdriel, presidenta de la benemérita institución de referencia, dispone que los niños ciegos sean trasladados al Asilo de Huérfanos, donde se habilitó un pabellón para la instalación conveniente de los nuevos pupilos. El rector del establecimiento, presbítero Bernabó Pedernera, se vió frente a una modalidad de la educación moderna, ajena hasta entonces, a sus preocupaciones docentes. No obstante, su espíritu, abierto a toda innovación útil, y, particularmente, tratándose de una obra redentora, buscó empefiosamente a quien le ilustrara y asesorase al respecto, hasta dar con su piedra de toque; un religioso también: el presbítero Escipión Mercati, que había seguido cursos de tiflología en Italia, su patria. A 61 se encomienda la organización de una pequefia escuela para ciegos, que debía funcionar anexa al mismo establecimiento; pero como los planes del presbítero no se encuadraban dentro del req1amento general vigente, las gestiones quedaron en sus penso.

    Había de ser España, el primer fulgor que rasgara las densas penumbras del panorama interior de aquellos párvulos, y la primera flor deshojada entre sus manecitas...

    En efecto, acababa de llegar a Buenos Aires, procedente de Santiago de Compostela, el profesor no vidente D. Juan Lorenzo y González. Este joven altruista, traía el propósito de suscitar aquí, un movimiento de simpatía y colaboración financiera, para abrir un colegio de ciegos. Con tan buenas disposiciones- fuá presentado a doña Luisa Muñoz de Cantilo, presidenta de la ya mencionada Sociedad de Beneficencia, quien sabedora de las intenciones del maestro, pone en sus manos la orientación y docencia de la escuelita. El 16 de agosto de 1887, queda oficialmente inaugurada la sección de varones, creándose al poco tiempo la de niñas.

    Señalamos al pasar, que de este primer plantel de educando ciegos, son varios los que hoy disfrutan sus propios recursos materiales, figurando sin desmedro .entre los no videntes más cultos del país. Este es el clima espiritual, donde el tifl6logo italiano debe crear panoramas de luz y prosperidad para los ciegos argentinos.

    Antes de abandonar su patria, Francisco Gatti, joven de 26 años, quiere decirle adiós, por muchos años, o para siempre, como aconteci6 en efecto; y lo hace al modo de los concertistas, realizando una gira artística por sus ciudades principales. Y luego, el viaje lleno de zozobras y esperanzas; muchos proyectos, muchas cartas de recomendación, más incertidumbres a develar y una aspiración, dominante y absoluta: abrir escuelas para ciegos en el Río de la Plata, aportar a estos países entrevistos en su fantasía, su cultura y su esfuerzo de cada hora. Viaja con sus familiares, quienes le secundan en sus primeras gestiones y entrevistas. El 3 de marzo de 1892, llega a Montevideo, y como trae cartas de presentación para el Ministro Plenipotenciario de su país, en esa, así como para otras personalidades, es fácilmente introducido a la residencia del primer magistrado de la nación hermana. Este gran estadistQ,'culto y sencillo, valora,de inmediato la capacidad del tiflólogo, y sin reparar en su condición física, le ofrece una cátedra en la Academia de Música que se piensa crear. Por su parte, la colectividad italiana en el Uruguay, como más tarde la nuestra, rivaliza en hospitalidad y deferencias; el Casino de Italia le ofrece sus salones, donde el gran público puede apreciar las dotes pianísticas del virtuoso y sus. procedimientos de lectura y escritura en sistema “Braille”, pues Gatti realizaba estas experiencias, se lo solicitaran o no, atento siempre a su finalidad ulterior. Acaso ello indujera al “Club del Progreso” montevideano a pensar en la suerte de los privados de la vista de su propio país, porque en la sesión nocturna del martes 12 de abril, de aquel mismo año, la Junta Directiva, destacaba una comisión de su seno, encargada de redactar un reglamentó y planes de enseñanza para un colegio de ciegos que funcionaría en la ciudad, bajo la dirección de Gatti, que se hallaba presente en la sesión de referencia. Desgraciadamente, una circunstancia bastante curiosa frustr6 tan auspiciosas intenciones, pues, parece ser, que los padres de los educandos se resistieron a separarse de ellos, no enviándolos el día fijado para la inauguración del citado colegio, y de los diez alumnos requeridos como mínimo, para su normal funcionamiento, sólo cuatro se hicieron presentes. No obstante ello, el proye .cto fuá mantenido para lograr su realización en mejor oportunidad.
    Entretanto, el director propietario de la primera escuela pública para ciegos en la Argentina, se dispone según planés ya concebidos, a trasladarse a Buenos Aires, lo que realiza el 23 de abril del mismo año, ce bordo del “Sud América”.
    Aunque parezca baladí, nos ocurre imaginar con dolor, esa alma viril y esperarizada, prodigándose hasta el agotamiento de sus energías durante más de treinta y cinco años de ensefianza y labor tiflológica de todo orden, en esta Capital, expansiva y cordial, acaso por ello despreocupcida y olvidadiza. He aquí, por ei.emplo, con qué dolorosas palabras evoca sus comienzos en una carta abierta dirigidoc a sus primeros alumnos, en septiembre de 1939:
“ ... Muchos saben que fundé una escuela con los ahorros de diez años de incesante trabajo. Pero lo que muy pocos conocen, es la serie de pencilidades y sacrificios que soporté para reunir un grupo de alumnos en mi escuela, y las amarguras que me proporcionciron los córitínuos recorridos por asilos, hospitales y Vi vieridas húmildés de esta capital, en busca de niños ciegos, cuyos padres se resistían ci la,realízación’ de mi obra; ya por malentendido carifío, indolencia, o por una vergonzosa explotación, teniendo que convencer a unos y socorrer a otros, pues la ley de educación, no comprendía esta rama de enseñanza pública”.

    La gran familia itálica radicada aquí, le acoge entusiasmada. Apenas a tres días de su arribo, da un concierto en los salones de los Lastretto, y de nuevo su musicalidad y el sistema Braille, son admirados y comentados por la gente más culta y distinguida de la sociedad portefia. La prensa del país y la italiana son pródigas en elogios y augurios felices para el concertista, y para nuestra causa, en particular, ya que manifiestan abiertamente la creciente urgencia de propiciar la educación y preparación de los ciegos,

Venía recomendado al Intendente Municipal, señor Bollini, quien el martes 3 de mayo, -lo presenta al Dr. ,Carlos Pellegrini, Presidente de la República. El Primer Magistrado, le ofrece la dirección de un plan do- ,cente de una escuela para ciegos que se establecerla anexa a la de sordo mudos que funcionaba normalmente desde hacía veinte aflos. El viernes 6, por la noche, Gattí cisiste a una velada literario-musical, en la residencia de doña Elena Lagos, esposa del Dr. Carlos Pellegrini y Presidenta de la Sociedad de Beneficencia, y luego de escucharle y de admirar sus pruebas de lectura tactil, la distinguida señora solicita y obtiene su participaci6n en un concierto que, a*beríeficio de los guerreros del Paraguay, debía realizarse al ,,día siguiente, en el teatro de “La Operc[”. Al mismo tiempo, la colectividad de su país, organiza un recital dé bienvenida y beneficio para Gatti, llevado a cabo el martes diez, en los salones de la “Unione Opera¡ Italiana”, que si bien no contó con mayor concurrencia, porque esa noche llovía torrencialmente,   “y las gentes prefirieron evitarse. un posible ca,tarro 1. , según apunta un cronista de la época, contribuyó, en cambio, a vincularle a los más conspicuos artistas locales y extranjeros, ya que algunos de ellos habían prestado su colaboracic5n desinteresada al acto.

En medio de sus triunfos artísticos, el maestro no olvida la misión que parece llamado a cumplir- en nuestra patria; inquiere en todas partes sobre la situ@tción de los privados de visión, y, ante la realidad, se entrega obstinadamente a procurar recursos y voluntades para su obra.

No sabemos por qué circunstancias se hallaba vacante la dirección de la escuela de ciegos, que como es notorio, funcionaba anexa al Asilo de Huérfanos desde 1887. Lo cierto es que Gatt! fuá llamado a ocupar la plaza dejada por el profesor Lorenzo y González, y qué, a partir de entonces, ese hábil y distinguido tiflólogo, se apartó de toda actividad en la evolución de nuestrécausa. Dícese que el presbítero B. Pedernera, que seguía en su cargo de rector, acudió personalmente al hotel en que se alojaba nuestro joven huésped y le condujo en su coche al establecimiento. Este hecho, simple al parecer, revela la dedicación y buena voluntad del presbítero Pedernera, cuyo recuerdo es evocado con tierno respeto por los no videntes que le frecuentaban por entonces.

Gatti debía atender, además de la enseñanza primaría, cursos de solfeo y piano. Enseflaba a los varones el ofibio de tornero, y, a fin de. facilitar el intercambio con los videntes, escritura a lápiz en aparatos especiales.

El aprendizaje se realizó en forma tal, que cuando el
23 de noviembre de IB97, el doctor Antonio Bermejo, Ministro de Instrucción Pública, visitara el establecimiento y presenciara las clases en la sección de no videntes, prometió presentar al Congreso el proyectc, de creación de un Instituto Nacional de Ciegos, deseo
que no pudo realizar por su salida del Gobierno antes del próximo período reglamentario.

A fines de   1901 , ya fuese por economías introducidas en el presupuesto de la Sociedad de Beneficencia, ya porque Gatti hubiera alcanzado la meta de sus aspiraciones, esto es, formar su propia escuela, se separa de la entidad, proponiendo para reemplazarle a dos de sus mejores alumnos: Angela Arce y Alejandro Balcarce, quienes llenaron su cometido durante varios aflos.

En 1909, al nacionalizarse la escuela de Gatti, el núcleo de varones fue incorporado a ella. La sección de. nirías, que en 1905 había pasado a la casa de Huérfa- @as de la Merced, continuó hasta principios de 1915, epoca en que Angela Arce pasa al Instituto Nacional de Ciegos, como maestra de grado, cargo que desempeñó satisfactoriamente hasta su jubilación.

Hemos traspuesto un instante la ruta del tiflólogo ex--tranjero, pero la retomamos ahora, en uno de sus lindes más trascendentales de su vasta trayectoria. Es, el día de grata recordación en que se levanta en la@ calle Independencia 1835, la    ‘ primera escuela inde~ pendiente para ciegos en la capital; la misma que,nueve años después, seria declarada 1ristituto Nacio--nal de Ciegos”. Veamos como su fundador orientó los destinos de la entidad, en algunos párrafos del ‘Uanifiesto al Público”, aparecido en ‘Ta Prensa” del’ primero de junio, día de la inauguración del establecimiento.

Después de atinadas consideraciones sobre el origen del engrandecimiento de los pueblos, aflade: ...”Creemos firmemente como el gran Sarmiento, que, la civilización de un país depende y está calculada en razón directa por el número de establecimientos educacionales con que cuenta”. Señala a continuación los más importantes del país y prosigue: “Pareciera increíble que no se haya hecho hincapié hasta hoy, en la carencia de un instituto de ciegos, sumamente necesario y útil para millares de seres que por una deficiencia física, subsancible en cierta medida, se ven privados del inalienable derecho que todo hombre tiene a la consideración de gobernantes y conciudadanos. Hay ,en la Argentina, alrededor de seis mil privados de la vista, y el último censo da una población de ciento quince niños ciegos, de seis a doce años, que viven en la capítal”. ...Para subsanar esta falta y llenar una imperiosa necesidad, harto sentida, hemos abierto una escuela en la que se educan niños de ambos sexos, quienes cursarán las clases elementales y de preparación para ingresar ventajosamente en la Escuelci Normal de la Nación, de acuerdo con los programas y textos vigentes. Además, se enseñará teoría, solfeo, canto, piano, armonio, violín, arpa y otros instrumentos, con arreglo a los programas en uso en los mejores conservatorios de Europa. También se dictarán cursos de armonía, contrapunto y composición musical, para hacer de ellos hábiles maestros y críticos perfectos. Por último, se cuenta por el momento, con un taller de cestería, y otro de encuadernación, pero pensamos instalar en breve algunos otros de los más prácticos y útiles, que consulten las necesidades de la plaza y las aptitudes de nuestros alumnos, con el fin de que aquellos que no manifiesten una especial vocación o predilección para el profesorado, puedan emanciparse ae la tutela de la sociedad, mediante un trabajo lucrativo que les haga dignos de sus semejantes y de su patria, viviendo:con el esfuerzo de sus propias actividades industriales.@ Para las niñas habrá talleres de costura, tejidos a mano y todas las labores que consulten sus posibilidades y la demanda del público. Dicho§ talleres estarán bajo la supervisión de la señorita Eva San Ramón, joven uruguciyc[ radicada @zon sus familiares en el país, desde hace dos años”.

Es de advertir que esta inteligente y eficaz colaboradora del precursor de nuestra cultura, ejercía funciones de Regente y en sus manos estaban los cuidados de higiene, alimentación y vestuario de los alumnos. La casa era amplia y bien distribuída, y al decir de su fundador, reunía las comodidades necesarias para un establecimiento de su índole. Seguramente a fin de arbitrcpr recursos, funcionaba en el mismo local un curso vespertino para videntes. La financiación de., la escuela corría por cuenta de su Director, quien, luego, consigue una pequeña subvención del Congreso. Ello es de un alto sentido moral, por cuanto en este hecho se reconoce oficialmente la utilidad pública del establecimiento. Mas, como eso no bastara para cubrir sus gastos, Gatti solicitó la colaboración del pueblo, siempre tan activo y desinteresado. Veamos de qué manera: “ ... Para asegurar la existencia material de la escuela y su mayor desarrollo intelectual futuro, nombré dos comisiones; una de damas que presidía la señora Ernestina Llavallol de Acosta”. (Esta distinguida dama de la sociedad, merece un párrafo aparte por su cooperación en pro dé la noble cruzada em- ,prendida por el profesor Gatti, en favor de los ciegos, pues desde que la Escuela funcionarci en la calle Provincias Unidas, hasta un tiempo después de haber pasado al Estado, por Ley, siempre se ha interesado por la causci de los ciegos, aportando su decidido apoyo, tanto en forma particular como interponiendo su influencia ante las autoridades y poderes públicos), “y otra de caballeros presidida por el ingeniero don Eduardo Acosta, esposo de la citada señora, que rivalizaron en celo para llenar su noble misión protectorct, ciportando recursos y .acreditando la escuela sin inmis-, cuirse en su direccí6n ni en su régimen interno”. Entre
los festivales y actos públicos llevados a cabo con esta finalidad, cita el mismo documento un concierto ofrecido con*sus alumnos, en el que prestaron su concurso desinteresado, artistas del primer Coliseo Municipal, obteniéndose un beneficio líquido de $ 15.000. Con.éstos o parecidos recursos, no sólo pudo continuar des envolviéndose normalmente la institución, sino que paulatinamente su población escolar fué en aumento, hasta el punto de resultar insuficiente el local que ocupaba. Entonces la Escuela fuá trasladada a la calle Provincias Unidas 2356/64, en Flores, y, ya sea por ausencia de unos, o fallecimiento de otros, sus familiares deicúrdn de pai-ticipar en el régimen interno de la entidad, sin poder contar con su ayuda. Hallándose en esta situación, Gatti solicita y obtiene de la iamilla San Román su participación en funciones docentes y administrativas, las que atienden durcúlte varios años. Cabe mencionar también con particular simpatía, al cuerpo de profesores que colaboró desde la primera hora, algunos en forma desinteresada, y otros, los menos, percibiendo un pequefío subsidio para gastos de movilidad. Ellos fueron: María Enriqueta Molner, Abelina Aguirre Sarobe, Isidoro Berrier, Hugo Speratti, Atilio Galvan! Vicinelli, Bruno Bandini, Jesús González Alvarez, Américo de Biase, Luis Croxatto, Enrique R. Medina, Genciro Gianuzzi, etc. Las funciones de secretaria, como también el cuidado de la sección nifiás estaba a cargo de la señoritá Eva San Ramón.

Desde 1907, la prensa local comienza a exteriorizar “la conveniencia de nacionalizar la escuela para ciegos de la calle Provincias Unidas”; pero sólo dos años más tarde, pudo cristalizarse tan útil medida. “ ... Un miembro de la comisión de caballeros, el diputado nacional doctor Pastor Lacasa,, ofreció nacionalizar ni¡ escuela, instándome para que hiciera donación de todas las existencias de la misma al Congreso, quien me, habría guardado las debidas consideraciones, corno fundador y donante de la Institución, conservándome ladernás en mi puesto de Director”.

Razones, cuya índole no está bien precisada, se opusieron al cumplimiento de la promesa. El 24 de mayo ,de 1909, se promulgó la Ley N9 5876 y el decreto de reglamentasión y nombramiento, firmado por el doctor José Fiqueroa Alcorta y doctor Rómulo S. Naón,. presidente de la República y ministro de Instrucción Pública, respectivamente. La escuela tenía un capital de S 25.000 y una población escolar de ‘35 a 40 alumnos de los dos sexos. Por el mismo decreto se nombraba Directora c£ la señorita Eva San Román; figurando ,en segundo término Gatti, quien hubo de someterse a su designación de Vice-Director.
1Bastaron dos aflos de gestiones para obtener aquí, lo ,que en otros países necesitarían décadas de empeñosos esfuerzos. A partir de este momento, los ciegos argentinos y cuantos extranjeros de la misma causa la desearen, podrían buscar a la sombra del colegio ofi- ,cial, luz para sus inteligencias, estímulos para su voluntad y cermas eficaces pard el duro combate de. La vida. Con la preparación que se les brinda, acabarían las penurias materiales y, con ellas, la limitación de posibilidades. La rehabilitación integral del no vidente .constituía un hecho previsible y a su alcance, según los hermosos planes del tiflólogo fundador. En su nueva condición de establecimiento nacional, el Instituto
fuá trasladado a la calle Rivadavia 6293, donde llenó ,satisfactoriamente sus funciones hasta fines de 1937. Al mismo tiempo, su población escolar y su personal, fueron notablemente acrecentados. En 1912, un río vidente español, don Ramón Domínguez Sanz, es nombrado director de la primera imprenta anexa al Instituto, llenando así, un vacío harto sentido en la cultura de, sus, alumnos.

Desde, ahora nuestra labor    se circunscribe a copiar algunas notas de la mémoría de Francisco Gatti. Tn
1910 se me nombra profesor superior de piano, cargq que conserva hastá, 1,915. En esta época, el Instituto Pasa a pp  1der de ICE comisión de la “Institución Argentina de Ciegos”, creada por Ley NQ 9339, para su reorganizacion. Esta comisión suprime la vice-dirección y me nombra jefe técnico de Instrucción General. Por último, al año siguiente, el Instituto sufrió otra reorganización, por la cual, y sin mediar falta alguna de mi parte, como tampoco la hubo en la anterior, se me nombra maestro de clase nocturna y profesor de musicografía Braille, cargos que conservo hasta mi jubilación”.

Gatti contribuyó también a la fundación de un Instituto para ciegos en Montevideo. En noviembre de ‘1924 presentó a la,Legislatura de la provincia de Buenos Aires, un proyecto de reglamento para la escuela de ciegos a fundarse en La Plata, y dos años más tarde, el Congreso le acordó 3 40.000 para iniciar las obras de fundación. Desgraciadamente, razones de índole política impidieron que dicho acuerdo se hiciera efectivo. Alternaba: sus actividades tifl6filas y docentes, con gran número de trabajos y artículos de índole diversa.

Compuso un método de lectura para principiantes, que hacia 1917 presentó a la Dirección del Instituto, sin éxito aparente, ya que no logró ser adoptado para la enseñanza. Como músico ha dejado muchas obras’         ‘ y aunque por razones financieras no han sido aún editadas, sus alumnos las conservan tan celóscimente, que es tarea difícil poder aprecicirlas en su totalidad.

Al hojear sus memorias, implacablemente minuciosas, advertimos que dos sentimientos fundamentales parecen formar su intimidad hogarefia: un acendrado amor a la patria lejana, siempre pronto a florecer en su corazón, y sus sentimientos de familia, impregnados de un hondo sentido cristiano. Respecto a su «patriotismo, hallamos entre muchos testimonios, un vals característico: “Trieste”, que el 12 de marzo de 1919, dedica al ministro plenipotenciario de su país, el comendador Víctor Cobianchi, acompafiándolo de una
sentida nota, algunos de cuyos párrafos extractamos: “No habiendo podido ofrecer el tributo de mi amor patrio, prestándole ayuda matericil, por ser padre de cinco hijos, le ofrezco el humilde tributo de mi inteligencia: un pequeño trabajo musical que me perrÉito dedicar a V. E., como a la más alta personalidad de la colonia y como homenaje de gratitud -y admiración patriótica al inimitable representante er@ esta prueba de infortunio. Escribiéndolo he pensado hondamente en nuestros gloriosos campos de batalla, y en los mártires que dieron su vida por una causa tan noble como reivindicatoria. Renuncio a todos mis derechos de autor y me sentiría satisfecho si esta obrita pudiera editarse a beneficio de cualquier sociedad de ciegos de guerra. Ruego a V. E. quiera aceptar esta pobre ofrenda de quien nada más puede ]@acer por su cara patria”. En cuanto a la dedicación a su hogar y a los suyos, es constante y personal. Cuida minuciosamente la educación de sus seis hijos. Su celo y ternura conyugal dan muestras de un alma emotiva y fervorosa. En cuanto a su religiosidad, damos el siguiente testimonio: “En los nombres impuestos a mis cinco hijos: Mariano Miguel, Aurora losefina., Ricardo Eustaquio, Italo Silvio y Atilio Ulises, queda cumplida uncc promesa hecha por mí a la virgen María y a su divino, hijo Jesús, daimponer a mis cinco primeros hijos corno primer nombre, uno que comenzase con una letra del nombre de Maríci y, como segundo, otro que empezase por una letra del santo nombre de Jesús” ... Que la virgen María y su divino hijo Jesús, hagan felices a mis cinco hijos y los tengan bajo su especial protección por formar con sus nombres un ramillete, en cuyas iniciales pueden leerse los sagrados nombres de María y de Jesús, a cuyo servicio y gloria los dedico”.

Sin embargo, no es la suya, religión de ascetas. Consciente de su personalidad, seguro de haber brindado a la causa de los ciegas lo mejor de su vida, es sensible a la incomprensión, y reacciona inmediatamente ante la injusticia que le hiere, y antes de verse disminuído en la consideración de sus semejantes, se aparta de toda actividad tiflológica, sin que, ni las circunstancias, ni las súplicas reiteradas de los que valoran su acervo moral, quebranten su voluntad de ostracismo en que le sorprendió la muerte, y que hoy tanto conturba a sus alúmnos y beneficiarlos.

Esta reseña biográfica quedaría incompleta, si no diésemos una idea, así sea somera, de la evolución y estado actual de la educación y rehabilitación de los ciegos en nuestro país, ya que este movimiento reivindicatorio, sean cuales fueren sus alcances presentes o futuros, tuvo como espíritu animador el del hombre que inspiró, por la cultura y el conocimiento, ideales de justicia y superación a la colectividad humana a que pertenecía. La obra que 61 inició, no tardó mucho en rebasar los límites del Instituto, para irradiar al exterior y expandirse ya indefinidamente.

A los siete años escasos de su nacionalización, en 1916, se constituye en Buenos Aires la primera institución privada para ciegos del país. Gran parte de sus fundadores y componentes fueron alumnos de Gatti. Bajo el nombre de ‘1a Fraternal”, Sociedad de Ciegos, esta entidad, que,en el mes de agosto próximo pasado, celebró su 259 aniversario, puso al servicio de la dignificación y enaltecimiento social, moral y material de los ciegos, todos los recursos de que dispone y el esfuerza constante e inteligencia de sus dirigentes. Mediante la propaganda impresa y oral, las exposíciones de trabajos, los festivales y todo medio de publicidad, difundió el conocimiento de, las capacidades, posibilidades y personalidad de los no videntes, sugirió métodos y orientaciones para modernizar y dar mcc-yor efectividad a su educación y contribuyó no poco al desenvolvimiento económico de muchos de ellos. Es esta una asociación acaso única en su género en el mundo, pues está sostenida y dirigida exclusivamente por ciegos.

En 1918, se crea el Instituto para ciegos de Tucumán. Hasta el presente, la mayoría de sus directores fueron no videntes. A pesar de la exigüidad de su presupuesto y de la carencia de maestros competentes en Tífiopedagogía, ha realizado una obra meritoria, como lo es siempre aquella que.propende, aunque sea en pequeña escala, a proporcionar d un individuo los medios necesarios para la manifestación de sus aptitudes.

En 1924, se funda en Buenos Aires, la “Biblioteca Argentina para Ciegos”. Cuenta en la actualidad esta Institución con la imprenta más moderna y mejor equipada de Sud América, con un taller de tejidos en el que trabajan obreras ciegas y con un caudal de más de seis mil volúmenes, que circulan por todos los países de habla castellana. Publica, además, dos revistas, en Braille y en tipo común.

En 1931, inicia en la ciudad de Rosario, su labor, la sociedad “Pro-cultura al Ciego”. Sostiene una pequefia escuela en la que, además de la ensefianza primaria, se imparten clases de música, costura y encuadernaci6n. Vale destacar que esta asociación ha sido una de las primeras en aprovechar el decreto que en 1927 dictara el entonces ministro de Instrucción Pública, el doctor Antonio Sagarna, facilitando a los no videntes el acceso a los estudios secundarios.

Es así que hoy en día uno de sus alumnos está cursando el cuarto afio del bachillerato. Dispone, asimismo, la “Pro-cultura”, de una biblioteca cuyo acervo bibliográfico aumenta de día en día y las ciudiciones radio-telefónicas que periódicamente organiza coadyuvan grandemente'a1 conocimiento de los ciegos en el interior.

Aflos más tarde, la señorita Corina Lona, crea en Salta, y a sus expensas, una pequeño: escuela para ciegos. Reciben allí educación en la actualidad, un número considerable de no videntes, y se les prepara para el ejercicio de una serie de actividades prácticas muy provechosas para su desenvolvimiento futuro.

En 1940, se constituye en La Plata, la “Sociedad de Ciegos Luis Braille”. Sus fines son pedagógicos, culturales y mutualistas. La Sociedad Sarmiento de esa ciudad ha puesto a disposición de esta nueva agrupaci6n las aulas de* la Universidad Popular que sostiene, a los fines de la enseñanza, a los no videntes y a la concurrencia gratuita de éstos, si así lo desean, a los cursos que allí se dictan.

Además de las instituciones citadas, funciona, con sede en Buenos Aires, una oficial: el     Patronato Nacional de Ciegos”. Su obra, aun en ciernes, abarca todos los dominios de la tiflología: escuelas, talleres, consultorios oftalmol6gicos, prevención de la ceguera, asilos, pensiones, asistencia social, etc.

Al margen de esta labor societaria, muchos son los ciegos que han sobresalido en todos los órdenes de la actividad, algunos de ellos muy prestigiados en su esfera: músicos, afinadores de pianos, masagistas, comerciantes, obreros, etc.

A pesar de las desfavorables condiciones econ6micas y sociales con que todos ellos hubieron de iniciarse, gracias a su tesón y constancia, lograron crearse situaciones en más de una vez seguras y halagüeñas.

Tal es, en síntesis, lo alcanzado por los ciegos en pro de su rehabilitación, durante estos últimos treinta años de lucha colectiva e individual. Por tratarse de una insignificante minoría que pugna por compensar su deficiencia física con sus fuerzas morales,y nivelarse en actuación y concepto al medio común para ser acreedora de la consideración y respeto sociales, lo ya conseguido es bien satisfactorio y alentador. Mucho queda, desde luego, por hacer. El equilibrio social integral de los ciegos, está aún en ideal. Sólo cuando el Estado una sus recursos a este empeño, sepa valorar y aprovechar el aporte intelectual y activo de los ciegos y legisle sobre su educación, trabajo, derecho y seguridad, podrá considerarse pr6xima la recilidad de esta aspiración. Entretanto, y sean cuales fueren las conquistas que se logren y los cambios de métodos, principios y orientaciones, tocará siempre a Francisco Gatti la gloria de haber despertado a los ciegos a la conciencia y a la vida.

COMISION PRO HOMENAJE AL PROFESOR DON
FRANCISCO GATTI

Presidente  ....... .. . Señor Jesús González Alvarez
Vicepresidente   ....... Señor Horacio Barrionuevo
Secretaria  ............ Señorita María Ester Marconi
Tesorero  .............. Señor Pedro Guerrero
Prosecretaria . , . Señora Beatriz González: de R. Sava
Protesorera  ........... Señorita Delia D'Arcangelo
Vocales
Señora Angela Arce de Cuello, y Señores Enrique L. Medina, Antonio’ Pegoraro, Raúl Torrado, Antonio Console, Luis Cardoso, Abel Ballarini, Angel Ipas, Domingo Santeramo, Bruno Bandini y Arturo Santos.

INSTITUCIONES, AMIGOS Y ADHERENTES

Biblioteca Argentina para Ciegos - La Fraternal - Sociedad pro Cultural al Ciego, de Rosario, (S. Fe) y Conservatorio “Chopin” de esta Capital.
Señoras Juana Irazú de Maison, Consuelo Gil de López y Delia Cáceres de Gambetta; familia: Castañera, matrimonio Beneditt; Señoritas Noemí García, Juana Daleas, Elda Corrado, Diana Rodríguez, Vicento: Rizzuti, Zulema Molina, Guillermina Hasmann, Teresa Molinari, Rosa y Lucía D'Arcangelo, María C. Marchi, Teresa Brameri, María Luisa Gomez, Santos Bellomo, Elena Vassellati, Celina Caruso, Irene Aramburu e Isabel Rodríguez y Señores Américo Nicolini, Vicente J. B. Vercelli, José Fernández, Santiago Colonna, Roberto Casas, Enrique Bellani,. Nicol¿is Donantuoni, Américo Brega, José Foursans Benjamín Emerich.

Sede de la Comisión: Córdoba 4298 - Buenos Aires

ACTOS REALIZADOS

locación de una placa recordatoria en la tumba del extinto y ofrendas florales conmemorando el primer aniversario de su fallecimiento.

Acto a realizarse - Funeral civico